lunes, 14 de mayo de 2018

Músculos (Paternidad 48)


Hace pocos días mi hija mayor llegó del colegio con algunas “invitaciones” para asistir al espectáculo de un nuevo circo que había llegado a la ciudad. Normalmente mi forma de proceder ante estos casos es agarrar las invitaciones (que normalmente ofrecen algún somero descuento que te cobran igualmente cuando se te ocurre comprar una botellita de agua o bolsita de gusanitos), hacerlas una bola y arrojarlas al cráter del volcán mas cercano. Pero esta vez fue distinto ya que ese circo se llamba “Wonderland”*. Percibí ese hecho como una especie de señal, así que le prometí a mi hija que la llevaría.

Y allí estaba yo, con mis dos pequeñas haciendo cola ante la enorme carpa del Gran Circo Wonderland  y contemplando un cartel donde un melenitas de ojos azules representando a Tarzán anunciaba el espectáculo estrella de la tarde. Quién me iba a decir a mí que ese Tarzán era el único motivo de mi presencia allí. Ni señales divinas ni leches.

Tomamos asiento, se apagaron las luces y comenzó un espectáculo realmente interesante de malabarismos, magia, trapecistas, payasos humillando a un padre del público (no creo que se recupere jamás), bailes y otras cosas menos dignas de mención… Hasta que eso comenzó a llenarse de monos y empezó la representación de Tarzán.
Apareció en escena el de la melenita, el de los ojos azules, agarrando en volandas a una bella dama y elevándola en el aire con acrobacias imposibles. Y entonces mi hija, asombrada, me dijo.
-Mira papá que marcado.
-¿Qué? –respondí algo extrañado.
-Mira mira se le ven todos los músculos.
-Ah… si. Claro. Es normal porque para hacer eso tiene que estar muy fuerte y...
-¿Ves eso? Es la tableta de chocolate. Se llama así porque es como los cuadraditos de una tableta de…
-Si si. Ya. Pero mira los monos, mira, mira que disfraces tan chulos…
-Los monos son cutres pero Tarzán… Mira que espalda más musculosa.
-…
Y así me di cuenta de que mi mayor ya se estaba haciendo mayor. Por suerte me queda la otra, que todavía se ríe con los payasos y se hace pipi en la cama. Benditas lavadoras de sábanas meadas…


* Supongo que ya lo sabréis, pero por si acaso os recuerdo que acabo de publicar un relato llamado “Regreso a Wonderland” que podéis descargar de forma gratuita aquí y ese fue el motivo de creer que todo formaba parte de un plan divino y o extraterrestre para que pasara algo indeterminado pero seguro que sorprendente y maravilloso. A su manera.



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