miércoles, 22 de noviembre de 2017

De policías y sentimientos



Un día cualquiera. Legañas, dolor de espalda, aliento ácido… Salgo a la calle y brilla el sol a través de la polución y el polvo en suspensión del aire. “Hoy va a ser un gran día” pienso “o al menos no necesariamente uno malo” remarco y arranco mi camión. Dos calles, una rotonda y medio polígono industrial más tarde me lo encuentro. Capa color verde alcachofa, tricornio y bigote, no hay duda. Me levanta la mano (la derecha, por supuesto) y me obliga a detenerme. Bajo la ventanilla y me temo lo peor.
-Buenos días.
-Buenos días.
-Enséñeme su documentación por favor.
-¿La documentación de quién?
-¡La suya de usted!
-Ah, perdone, es que no estoy acostumbrado a que me hablen de usted. Aquí tiene.
El policía revisa mi dni mientras yo solo espero que no se de cuenta del desgaste de los neumáticos, ese piloto roto, la ballesta agrietada ni los cables que asoman de cuando truqué el tacógrafo, pero él solo se fija en algún punto disonante de mi carnet.
-Aquí tiene, señor Cabezademudo.
-Ehh.. Es Capdemut.
-Es Cabezademudo porque estamos en España y aquí se habla español.
-De acuerdo, como usted diga agente, es solo que me extraña encontrar a un guardia civil independentista.
-¿Qué soy qué? –exclama llevándose la mano a la carabina. Instintivamente, supongo.
-Independentista –le repito ante su asombro y estupor.
-¿Pero como se atreve? Yo soy Español de España Española y Unida y…
-Vamos a ver… -intento explicarle. -¿Cataluña es España?
-¡Por supuesto! –exclama.
-Por lo tanto los catalanes son…
-¡Españoles! –finaliza.
-Entonces el catalán es una lengua de…
-¡España! –grita mientras un soplo de aire le levanta la capa y la hace ondear con orgullo.
-Por lo tanto…
-…
-Por lo tanto…
-…
-Por lo tanto si usted traduce mi nombre porque afirma que no es español, significa que no cree que Cataluña sea España y por  lo tanto…
-¡Soy independentista! –dice con las lágrimas asomando tímidamente por sus enrojecidos lagrimales.
-Exacto. ¿Puedo marcharme ya?
-Claro caballero –me dice mucho más taimado. -¿Pero ahora que hago yo? ¿Cómo lo explico en mi casa? ¿Y a mis compañeros? Voy a tener que quitar la rojigualda del balcón y poner una señera.
-Siento no poder ayudarle, buen hombre, pero yo tengo que seguir trabajando.
-Espere un momento, por favor. ¿Hacemos un castell?
-¿Un…? No, no, lo siento, tengo que irme.
-O quedamos para una calçotada si quiere. Yo traigo la salsa romescu.
-Que no, que no, que me deje, que tengo lío.
-De acuerdo, company –me dice al final con un acento raro. -¡Visca Catalunya!
Y así me voy, dejándole solo en ese polígono, tarareando “Boig per tu” y con una sombra gris bajo sus ojos. Y pienso mientras me alejo que quizás todos los hombres seamos hermanos al fin y al cabo, si nos dejamos de colores, de consignas y de dibujos en un pedazo de tela. Quizás debería haber aceptado esa calçotada. Pena que me repitan tanto.

5 comentarios:

  1. Me da que te van a aplicar la ley mordaza... con la guardia civil has topado. Espero que en la cárcel puedas mantener este blog, otra vez.
    PD: muy divertido ;DDD

    ResponderEliminar
  2. Seguro q en la carcel tendria mas tiempo para escribir y saldrían historias muy rocambolescas (como las de ahora vaya).

    ResponderEliminar