jueves, 22 de diciembre de 2016

La necesaria entrada navideña




Se acerca la navidad. Otra vez. Días de prisas, de agobios y de pataletas en el trabajo, atenuadas por eso del “va que solo quedan dos días malos y todos pa casa”. Luces de colores, villancicos y deseos de prosperidad que ocultan envidias y odios. Tiempo de disimular y disfrutar de las cosas que no deberían considerarse un disfrute.

Tiempo libre, familia, regalos, cabalgatas a última hora de la tarde con un frio al que las niñas parecen ser extrañamente inmunes. Turrones y mazapanes tan empalagosos que se te pegan las entrañas y casi no te dejan pensar en qué somos, adonde vamos y de dónde venimos.

Cenas familiares, “Tienes que lavarte los dientes ¿Por qué? Porque vas a tener que sonreír”, comida en exceso regada con conversaciones de iluminados sobre lo malos que son los de Podemos, el cambio climático, la guerra de Siria y que se jodan los de Alepo que ellos se lo han buscado. Verdades como puños cerrados, ciegos, golpeando oídos sordos. Miradas furtivas al reloj, a la bandeja de mensajes vacía hasta que se inunda de felicitaciones.

Teatro amateur en su máxima expresión representando esa clásica obra del “hemos aguantado un año más” y cuyo título original de “ya nos queda un año menos” fue censurado hace mucho en pos del optimismo y las ganas de alejarnos de una realidad tan dura que de aceptarla, todo sería mucho más sencillo y sin tener que preocuparnos tanto por esas cosas pequeñas que nosotros mismos metemos en cuña en nuestras vidas.

Temporada de suicidios, psicopatías aflorando, melancolía y arrepentimiento disimulados de esperanza e ilusión. Buenos propósitos que arrastrar durante 365 días, 366 si toca uno de esos terribles años bisiestos que prolongan la existencia unas horas más. Otro año para quejarnos de que las cosas no nos van todo lo bien que podrían, a pesar de no haber hecho nada por cambiarlas, para hacer balance con la sana intención de olvidar que no hemos hecho nada útil ni significativo, ni lo haremos jamás. Para obviar que solo somos monos sin pelo que fracasaron en su evolución hacia algo mejor.

En definitiva, feliz navidad para todos y todas.

Sí. este año tocaba un tio. Que luego me llaman esbirro del patriarcado.

4 comentarios:

  1. ¡¡¡¡PROTESTO!!!!! Es inadmisible que se ponga en la foto un hombre... esto significa que te han robado la cuenta.

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  2. Aun existe esto de la navidad? Esperaba que hubiera pasado de moda... otro año que si no fuera porque trabajao me lo pasaria en la cama colgado de sabanas y rezando a algun dios nordico esperando que nadie se acuerde de mi.

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  3. Venga, no seamos tan patéticos, que a los niños les gusta...

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