jueves, 2 de abril de 2015

Cosas de vecinos



Llevarse bien con los vecinos es importante. Eso lo sabemos todos. Claro. Lo que pasa es que a veces esos vecinos no se dejan querer; parecen no estar dispuestos a abrirse y mostrarnos su lado amable y así no se puede hacer nada. Será el estrés de la horrible vida moderna de competitividad e individualismo, no sé… Como prueba, lo que a mí me pasó el otro día.

Estaba yo quitando malas hierbas de los lindes de mi parcela (no sé qué es un linde, pero tampoco tengo parcela, así que…) cuando apareció un vecino con una radiante sonrisa en la cara. “Miau”, pensé yo, pero me incorporé (estaba así como medio agachado) y le saludé. Él me saludó, que si el tiempo, que si la lluvia, que si el verano… Todo normal hasta que el hombre me dijo algo fuera de lo común.
-¿Cuánto hace que somos vecinos?
Ostias, esta frase solo puede ser el principio de una conversación, pensé yo.
-Pues… Llevo viviendo aquí… Diez años ya.
-Y… ¿Te has dado cuenta de que no nos conocemos todavía?
No me gustó eso de ”todavía” ya que implicaba que irremediablemente debíamos conocernos en algún momento y eso era algo que yo no había previsto el día que me mudé.
-Sí. Es verdad - Le respondí yo.
-Pues nada. Vente un día de estos a mi terraza y nos tomamos unas cervezas.

-Ya, es que… Yo no bebo alcohol.

-Bueno, pues bebes un refresco y vemos un partidito.

-Bueno… No me gusta el fútbol. –Le respondí suponiendo que hablaba de fútbol, aunque de no ser así no cambiaría la cosa ya que no me gusta ningún deporte.
-Pues nada. Charlamos un rato de cualquier cosa.

-Verás. A mi… No me gusta hablar de nada  –“Que no sean juegos de rol” sería el final de la frase, pero lo obvié.
-Bueno, pues nada… Mira, aquí tienes mi teléfono, por si algún día me necesitas.
Y agarré la tarjeta que me dio y la guardé en un bolsillo de mi pantalón que en realidad no es un bolsillo sino un pequeño portal dimensional que conecta directamente con un agujero negro situado en el centro de la galaxia NGC 1277, ubicada a 220 millones de años-luz de nuestro planeta, en la constelación de Perseo. Y es que con vecinos así, no se puede.

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