viernes, 23 de enero de 2015

Rise of the Outsiders (Paternidad 34)

Outsider:  persona    f   independiente, persona    f   ajena al asunto  f   forastero

Con esta breve descripción se quita de encima el diccionario el tema de los outsiders, que alguna vez ya he tratado en este blog. ¿Pero qué es realmente un outsider? ¿A qué dedican el tiempo libre? ¿En qué lugar se enamoró..? No, no era eso lo que quería saber. El caso es que los outsiders existen y caminan entre nosotros, tratando de no ser detectados ya que eso desembocaría inmediatamente en su exclusión social y eso es algo que nadie, ni siquiera ellos, desea. Pero vamos a analizar el caso desde el principio.

Un outsider nace humano. Normal. Pero con los años va desarrollando ciertos comportamientos erraticoobsesivos que le van condicionando y alejándole de lo que es aceptado por los demás a la vez que le reafirma en su individualismo. El outsider se encuentra, pues, atrapado entre dos mundos: El suyo y el de los demás, incluyendo a otros outsiders.

La única forma de supervivencia conocida de un outsider es refugiándose en el inexpugnable bastión de lo que se llama família. La familia es intocable. Su núcleo es algo inalcanzable para los extraños y su delicada armonía hace que sus miembros no cuestionen todo aquello que sucede en ella por temor a desequilibrar su estructura. Y es ahí dentro donde los outsiders dedican su escaso tiempo libre a perfeccionar sus "manías" y exhibirlas en ese mundo interior sin temor. Porque no olvidemos que el outsider es, aún sin ser consciente de ello, un exhibicionista de su propia independencia. Es por esto que casi todos aquellos outsiders que no han sido exiliados a la soledad del campo o que no tienen que vivir toda su vida siendo señalados y humillados por los demás, son padres de família. Y mi padre es un outsider. Es aquí donde quería yo llegar.

Lo descubrí hace muchos años, cuando solía quedar con un amigo del insti para tocar la guitarra y escribir poesía. O ver porno, ahora no lo recuerdo bien. El caso es que este chaval llamó a mi puerta y cuando fuí a abrir me lo encontré en el rellano hecho un ovillo tratando de arrancarse los ojos. "¡He visto a tu padre! ¡Subía las escaleras de cuatro en cuatro y levaba esos... pantalones tan ...cortos!" Y entonces me di cuenta.

Mi padre trabajaba de mecánico y siempre llevaba pantalones tejanos. SIEMPRE. Y a causa del trabajo acababan rompiéndose, manchándose o quemándose. Y cuando él veía que no tenían solución, optaba por cortarlos para hacerlos pantalones cortos. Pero no por debajo de la rodilla ni por encima, no... Se los cortaba en plan adolescente de estas de ahora que se les sale el culo por abajo. Y yo estaba acostumbrado, porque siempre había sido así y había formado parte del núcleo familiar; eso que nunca hay que cuestionar y que responde a la ley del "si funciona, no lo toques", que en nuestro caso era más bien "si se mantiene de pié, ni lo mires". Pero claro; mi amigo venía de fuera y no pudo soportar la visión. Lo último que supe de él era que se había cambiado el nombre y se había marchado del pueblo.
Los pantalones son los mismos, pero a mi padre no le quedaban igual.
Foto cedida por AP, hija del del niñojesus

A partir de ahí comencé a sentirme fascinado por el tema e investigué allí por donde fuera, descubriendo que en muchas famílias se ocultan outsiders en potencia. Recuerdo el caso de un padre que se movía por la casa montado en un patinete electrico, el que nunca bebía agua de los vasos o el que metía el niño jesús del belén en su bote de colonia. ¡Outsiders everywhere!

El caso es que puede parecer injusto llamar outsiders a personas que solo presentan algunos síntomas, pero en muchos casos, si no acatamos el problema a tiempo, eso acabará creciendo y degenerando en un caso grave. Mi padre,sin ir más lejos, comenzó con lo de los pantalones y ha acabado creyéndose a pies juntillas todo lo que dicen en el Canal Historia. Pero no hablemos de mi padre, que aunque pudiera parecerlo al principio, no es este el motivo de esta entrada. Lo que a mi me preocupa de verdad, soy yo.

Puede que sea hereditario, no lo sé; pero cada día que pasa me siento más cómodo en mi reclusión familiar y más incapaz de empatizar con los pobres desgraciados socialmente aceptados del exterior. ¿Es eso una señal? ¿Significa que pronto desarrollaré conductas extrañas en una progresión tal que mi propia família será cómplice de mi transformación? ¿Llegará el día en el que mis hijas saque a la luz mis excentricidades y publiquen fotos mías en el facebook con los calzoncillos al revés o comiendome un bocadillo con los piés? ¿Seré famoso entre sus amiguitos por los murales de recortes de periódicos con relaciones astronomicas que nadie más es capaz de ver? ¿Descansaré mi viejo cuerpo sobre un trono hecho con huesos de mascotas? ¿Diseccionaré pulpos en busca del gen cthulhu perdido? Y lo más importante... ¿Lograré alcanzar con ello la tan ansiada felicidad/paz de espíritu/ nirvana/alegre estupidez? Eso es algo que solo el tiempo dirá.

Y de paso quiero anunciar al mundo que desde hace unos meses estoy haciendo abdominales todas las mañanas. Porque si hay que ser outsider sin remedio, por lo menos tener buena figura y que les digan "Vuestro padre está transtornado... pero vaya trasero pétreo tiene, el jodío"

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