viernes, 20 de septiembre de 2013

Otra de ninjas



Cuando era un chaval me gustaban los ninjas, como a todos los niños de esa época, supongo; lo que pasa es que llegué a ver tantas pelis de ninjas, leer libros de ninjas, jugar a tantos videojuegos de ninjas y caminar pegado a las paredes como los ninjas, que normalicé el tema hasta convencerme a mi mismo de que ser ninja era una opción de futuro más, y cuando las señoras mayores me preguntaban aquello de “qué quieres ser de mayor” yo respondía con total tranquilidad “ninja” a lo que ellas respondían “Minja? Qué es minja” y yo pensaba aquello de “Ya os dormiréis ya, y os llenaré los oídos de veneno”, pero no nos desviemos y vamos al tema de hoy.

Mírala. Si es que en google está todo.
La cosa era que en esos tiempos los VHS estaban baratillos y los videoclubes aparecían como setas tras la tormenta, cosa que hacía que yo peregrinara muy a menudo al de detrás de mi casa en busca de películas. No buscaba terror, acción, tetas o artes marciales normales. Yo quería ninjas y solo ninjas y por suerte para mí, en esos tiempos llegaban regularmente filmes nuevos que yo visionaba con deleite. Un buen día, tras preguntarle al videoclubero, que era un señor mayor que a día de hoy probablemente habrá muerto ya, me enseñó la nueva adquisición: El Ninja Invencible. La cosa no podía pintar mejor. En la portada se veía a un ninja armado hasta los dientes: Katanas, shurikens, nunchakus… todo lo necesario para ser invencible. Yo andaba un poco desanimado porque en la última que había visto, el prota recibía de lo lindo y había sido una angustia verlo arrastrarse por el suelo lleno de cortes, pinchazos, golpes y medio envenenado, por lo que este Ninja Invencible se presentaba como un soplo de aire fresco para mí. Sabía que podían pegarle todo lo que quisieran, pero como era invencible… pues iba a lo seguro. La alquilé, la llevé a mi casa y la metí en el vídeo. Y la cosa comenzó rara.


Para empezar, al principio salían un montón de tíos vestidos de traje saliendo de un ascensor, maletitas en mano; raro para una peli de ninjas, pero más raro todavía era el hecho de que estaban muy estirados. ¿Sabéis cuando salieron las primeras pelis en formato panorámico en las que todo dios salía chafado? Pues estos estaban al revés. Estirados hasta lo ridículo. Años después me enteré de que era una estrategia comercial para que los orientales parecieran más altos y así “occidentalizar” la peli. Pero bueno, volvamos a la peli en si. Cuando mi celevro se acostumbró a la gente alargada caminando por calles alargadas rodeadas por objetos cotidianos alargados bajo la luz de farolas que se elevaban hasta la estratosfera, salió a relucir quién iba a ser el prota del film: Un tal Arrimula. Si, no es coña. El ninja invencible se llamaba igual que la clásica orden para hacer avanzar a una mula. No se podía haber llamado Arigato, Mitsubishi o Kawasaki como todos. Y Arrimula por aquí, Arrimula por allá, la película pasaba y el puto ninja invencible de los cojones no salía. Desesperación infantil recorría mis venas hasta que, de pronto, una figura enmascarada de negro aparece. Por fin iban a empezar las hostias y la matanza. Pero no. El ninja se cuela en un despacho, manga unos papeles y desaparece para no volver a salir jamás. A partir de ese momento, chinos hablando, Arrimula arriba y abajo y venga cháchara derivando en un argumento de intrigas corporativas economicofinancieras que mi pobre celevro no podía, ni quería comprender.


La película terminó y yo comprendí porqué el ninja era invencible: Porque si no se pegaba con nadie, no podían ganarle nunca. Volví al videoclub tan indignado que mentí al hombre diciéndole que ya la había alquilado con anterioridad para que me dejara coger otra que, paradójicamente ya había visto pero le dije que no. Tuve una infancia rara, lo reconozco. Demasiado bien me ha ido en la vida.

Edito: Flipada final. He encontrado algunas imágenes de la peli en internet y...


Estos tios no salían, todo esto no pasaba, Arrimula nunca estuvo en un bosque de bambú... Por dios, esa peli no es la que yo vi. ¡El tio del videoclub se equivocó o algo! Si no fuera por que ya estará ilocalizable, iría a reclamarle mis cien pesetas + interese por todos estos años que llevo traumatizado con la peli chunga esa.









PD: No leais este blog... ¿Por qué lo hacéis?

2 comentarios:

  1. Somos una generación afortunada por haber crecido al calor de la influencia de los videoclubs ochenteros regidos por personas que no tenína ni puta idea de cine y que alquilaban cualquier cosa (pelis de chinos violentos, eróticas italianas, historias de nazis buenorras con esclavas buenorras, cutre terror, plagios de plagios de plagios de las pelis de Leone...) a mocosos que se tragaban cualquier cosa.

    Luego salimos como salimos.

    El primer porno que vi fue por susto. Había alquilado una de esas copias que salieron de "El guerrero americano" y me encontré con otro tipo de lucha y de acción. Fue interesante.

    PD. ¿Por qué leemos este blog? Es mejor que ver la tele.

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    1. Tu experiencia con "El guerrero Americano" me ha puesto los pelos como cinceles de picapedrero. Aunque dependiendo de la edad podía haber sido una experiencia constructiva o traumatizante. Casi me alegro de que me diesen la de Arrimula por error.
      Por otro lado te agradezco tu comentario final... A pesar de que casi cualquier cosa en el mundo es mejor que ver la tele.

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