miércoles, 13 de marzo de 2013

Ser o no ser (No practicante)



Ahora que estamos en tiempos de fumatas blancas, nuevos pontífices y otras hostias consagradas, el tema de la religión está a flor de piel y comentarios varios abundan por todas partes. Que si yo creo, que si yo me cago en todo, que si yo sí creo y por eso me cago en todo… Hasta que de tanto oír y de tanto estar en sitios me encuentro con el paradigma del ser. “Yo soy católico, pero no soy practicante”. Maravilloso.

No practicar aquello en lo que crees es paradójico hasta el extremo. Por esa misma regla de tres, yo puedo considerarme satánico abiertamente, pero al no ser practicante y no llevar a cabo rituales y sacrificios humanos varios, salvarme del rechazo social. Si vamos por ese camino todo vale. Podemos ser lo que queramos. Podemos presentarnos como futbolistas, astronautas o exploradores aventureros en plan Indiana Jones; Solo debemos dejar bien claro que no le hemos dado una patada a un balón, subido al espacio o adentrado en la selva en la puñetera vida. Ser no practicantes de aquello que decimos que nos define nos convierte en seres libres, intocables, irreprochables.

Ser no practicantes nos acerca a la divinidad y nos permite mirar a nuestros semejantes como si fueran simples gusanos anclados a sus patéticos compromisos morales, a sus necesidades de coherencia, a sus ansias de existencia. Ser no practicantes nos confiere inmunidad total a críticas, reproches y otras intenciones malignas. Ser no practicante es… la superpolla.

1 comentario:

  1. leyendo tu entrada me acabo de dar cuenta de que yo soy blogger pero no practico (casi nunca).

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