martes, 28 de agosto de 2012

Temperatura (Paternidad parte 19)

Después de una entrada algo descarriada, toca recuperar el conocimiento y hablar de paternidad, ciencia y educación. Espero que la lección de hoy os guste lo mismo que a mi (de forma inversamente proporcional, claro)

Algo que debe tener en cuenta todo padre es que, lo primero que su hijo/a debe saber acerca del mundo es a conocer su género (sexo), especie y grupo. El saber que es un mamífero no solo le abrirá las puertas al saber sino que evitará futuros problemas. Y para guiar a los incautos padres aquí va un pequeño resumen de lo que los pequeños deben aprender:

Los seres humanos, por norma general, mantenemos nuestro cuerpo a una temperatura constante de 36º; Eso sirve para que nuestro organismo funcione correctamente, sin problemas. Y para velar por que esta temperatura se mantenga así, poseemos unos mecanismos (cuyo funcionamiento desconozco, pero me la pela) que se encargan de velar por ello.
Por todo eso, podemos permitirnos el vivir en temperaturas ambientales variables, aunque sin pasarnos. El frío, por ejemplo, no es problema para nosotros ya que el ser de sangre caliente, nos proporciona un sistema de calefacción que hace que podamos pasearnos en ambientes diez o quince grados inferiores a nuestra temperatura sin problemas o incluso menores si nos abrigamos un poquito. Pero con el calor es diferente; Sin un sistema de refrigeración adecuado (los reptiles si lo tienen), a la que nos movemos por temperaturas similares o superiores a la nuestra, nuestro cuerpo se sobrecalienta pudiendo ocasionarnos problemas serios de salud, tales como la cocción cerebral o el paro cardíaco.¿Y a que viene todo esto? Pues viene a ilustrar (y rellenar) una de mis maravillosas experiencias como padre.
Vacaciones, pereza, sueño, siesta… Me quedo dormido en el sofá con una temperatura de aproximadamente 30º a mi alrededor. Tengo calor pero el sueño me impide moverme y comienzo a soñar. Estoy en un desierto, bajo el sol, sentado en una silla de aluminio y comiéndome una enchilada picante; Sudo y no tengo nada para beber; Unas chicas se ponen a jugar al volley-playa frente a mi; No hay playa pero si muchas pelotas botando por todas partes. Sudo mas, me muero de hecho. Despierto en el sofá, tapado con varias mantitas, servilletas de papel fusionadas a mi piel y con una montaña de peluches peludos (de ahí su nombre) sobre mi. Me quedan pocos segundos de vida, así que reúno todas mis fuerzas (que ya son pocas) y aparto todo lo que me cubre de un manotazo. Estoy al rojo vivo sin poder apenas  respirar. Em algún lugar suena una risita y oigo la voz de mi hija diciendo “Ji ji, te he tapado”.
Yo ya he llegado tarde, pero vosotros aún estáis a tiempo de explicarles todo el rollo ese del principio sobre las temperaturas y la sangre caliente.
Este soy yo, segundos antes de levantarme del sofá.

2 comentarios:

  1. Como siempre haciendo un mundo de un granito de arena. Me gustaría saber cómo describirías tú un embarazo en primera persona, o levantarse 15 veces en una noche. Ciertamente la nena está cogiendo como costumbre amontonarte todos los juguetes encima cuando te ve dormido, algún día te haré una foto y la pondremos en mi blog imaginario: la noche del ovario.

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  2. Para qué ponerlo en el imaginario pudiéndolo poner en el "real", ¿o debería decir "principesco"? En cualquier caso, no le quites la costumbre a la niña que en un mesecito o dos lo agradecerás.

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