miércoles, 2 de noviembre de 2011

Recuerdo que cuando tenía 14 o 15 años, en pleno despertar sexual, me sentía atraído por las chavalas de mi edad pero no era capaz de fijarme en las que eran ligeramente mayores. No se exactamente a que se debería pero sentía una especie de desgana que no me dejaba verlas como hembras deseables por mucho que lo intentara. Quizás las veía como algo tan inalcanzable que ni pobre "celebro" hiperhormonado ni siquiera se molestaba en crear cualquier tipo de ilusión o fantasía. De hecho, si veía una tia conduciendo un coche, por muy rebuenorra que estuviera, no le hacía caso; más de 18 años estaba fuera de mi límite.
Cuando superé a la veintena la cosa cambió ligeramente. Por supuesto que me gustaban las de 18, faltaría más, pero mi materia gris, ya mas calmada, me permitía fijarme como dios manda en las chicas que eran varios años mayores que yo. La cosa parecía normalizarse.
Pero ahora supero los 30 y algo me preocupa. Me siguen gustando las de 18 y mis miras han aumentado hasta señoras casadas y con hijos que rozan la siguiente década. Dicen los expertos que a medida que uno envejece va ampliando su espectro de gustos, pero vamos a ver... ¿Que pasará cuando tenga 40? ¿Y a partir de ahí? ¿Me gustarán las ancianas y las niñas? ¿En qué clase de monstruo voy a convertirme?


Y la gente ahora me llama raro por jugar a rol...

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