miércoles, 2 de noviembre de 2011

Hace pocos dias y por motivos que no vienen al caso, me convertí en "dueño" de un perro. Yo nunca había tenido uno y paso estos dias con nuevas actividades como acariciarle la barriga, ponerle agua o pasearlo. Y hoy, paseandolo por el camino de detrás de mi casa lo he mirado y me he puesto a pensar.
He pensado en qué debería enseñarle a ese pobre animal desconocedor de las costumbres y la convivencia humanas. Lo normal es que aprendan a obedecer las órdenes de sus amos, a darles la patita, a sentarse, a esperar y cualquier cosa que pueda ser útil para un ser humano. Lo he pensado y me ha parecido egoísta. ¿Por que condicionar el comportamiento de un animal libre con comportamientos humanizados? Y mi "celebro" de pronto ha dado un vuelco sobre si mismo y he pensado en algo diferente.
¿No sería mejor en lugar de "humanizar" a un perro, aprender de él? De este modo quizás sabríamos ser más libres, despreocupados y felices. Si, si, felices. Sin estrés, sin dolores de cabeza ni horarios ni otro tipo de problemas derivados del órden y la racionalidad de la que debemos hacer gala continuamente. Y como no, he visualizado una escena idílica:
Yo paseando por la calle con libertad perruna, alegre y libre de cuanto me agobia. Y entonces veo a una hembra de mi misma especie (claro, tampoco hay que pasarse con las libertades) y caminando directamente hacia ella me amorro a su entrepierna tratando de adivinar si es una hembra receptiva o mejor voy en busca de otra. Ni "Hola me llamo tal", ni "estudias o trabajas", ni "qué te gusta hacer en tu tiempo libre si es que lo tienens y te gusta hacer cosas"... El mundo idílico para cualquiera. Pero claro, ella no entiende todo esto del perro porque no lee mi blog y mi comportamiento le parece grosero por lo que en dos segundos me encuentro en el suelo con un fuerte dolor de testículos y un tacón de aguja clavandose en mi yugular mientras me esfuerzo en vano por lanzar un ladrido de disculpa. Fin de la escena.
Asi que nada, mejor dejo las cosas como están. Que mi perro se comporte como un perro y yo hare lo propio con mi humanidad. Eso si, no puedo garantizar nada.

Publicado en "Mediocridad" este mismo veranito.

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